martes, 20 de octubre de 2009

Ya no hay ganas de seguir el show, ni de continuar fingiendo.

La mediocridad ha venido a visitarme hoy en forma de 6 en historia. Ha sido como constatar que estoy perdiendo facultades a marchas forzadas. Siento que en breves no podré más. No tengo espacio para desahogarme.

Por una parte, encuentro el gel al otro lado de la bañera llena de pelos largos y negros, los vasos ya no están colocados boca abajo en el armario
y una voz desconocida, femenina y estridente resuena en mis oídos a todas horas. Ya no como a solas, ya no puedo no hablar. El silencio casi sepulcral donde solía refugiarme ha dejado paso a conversaciones hasta altas horas de la noche, a besos y arrumacos a escondidas. Ahora resulta que he de maquillar mis sensaciones y mis sentimientos sino quiero recibir miradas de reproche... "Tienes que hacerla sentir cómoda, al menos al principio. Eso es lo que te gustaría que hiciera con tu pareja ¿no?". Esto no hace más que fomentar mi creciente sensación de aislamiento y oprimirme aún más.

Por otra parte, tengo una madre que me sorprende en mis éxtasis cuando menos lo espero preguntándome inquisitivamente si he llorado, si me ocurre algo, exigiéndome que baje el volumen de mi Santi Balmes... "¡Se van a quejar los vecinos!". Yo me niego, por supuesto. Después mi hermana empieza a corretear
por la casa llenándolo todo de una alegría que apenas soy capaz de percibir. Se abre la puerta una y mil veces más fragmentando mis llantos y haciéndolos más dolorosos, si cabe.

¿Alguien me dice dónde cojones puedo esconderme? Sólo tengo ganas de largarme de aquí... quiero estar sola el tiempo suficiente como para deshacerme de todo aquello que he acumulado en mi interior y que tanto me molesta. Quiero abrazarme a mí misma y hacerme los primeros auxilios. Incluso me estoy acostumbrando a las ideas apocalípticas que se me pasan por la cabeza, convivo con ellas, tal vez algún día las lleve a cabo, quién sabe...

¿Por qué coño no creí que en realidad estamos solos? Realmente fui ingenua al pensar que podía empatizar con la gente. Por ahí se pierde mi intención de querer hacer particular el mundo y algunas de las personas que lo habitan. Por aquí aparece mi vieja amiga frustración... ella se ha ofrecido a reanimarme, pero en lugar de llenarme los pulmones de aire me los está llenando de pena.

Houston, tenemos un problema...

1 comentario:

  1. ¿Miss Weirdo te digo una cosa? Pienso que no estás tan sola en este mundo del teatro. Ya ves, hay muchos condenados aquí abajo. Hay momentos en que el cielo se nos quiebra, eso es cierto, pero el túnel siempre tiene salida como me dijo a mí un maestro. Frustación: así se llama este viejo demonio frío. No más. Empatizar, ya empatizaste conmigo aquella noche. Hubo un momento que pensé en la desolación de la fiesta, así que ya ves, no eres la única que está cavando para encontrar la salida de la cárcel...

    BESITOS

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