jueves, 22 de abril de 2010

Te besaré en el MACBA.

Mañana es Sant Jordi. Mañana es la celebración que más se parece a mi paraíso: libros por aquí y por allá, infinidad de palabras reposando en las paradas de la Rambla, esperando a ser leídas. El aire, que huele a rosas, se tiñe de literatura.

Esto es Sant Jordi para mí. Por mil años que viva no dejaré de amar este día que suscita tanta emoción y me trae recuerdos de escritos considerados y, posteriormente, premiados... días en los que he sido poseída por la vocación... y quien tiene vocación sabe lo que se siente.

Nadie puede evitar derretirse ante según qué cosas, por ejemplo este poema titulado Tienda de muebles de Luis García Montero. Me dan ganas de firmar mi sentencia de muerte y de que me entierren entre un par de versos.

En la tienda de muebles

hay mil casas vacías.

(...)

los armarios, las camas, todo duerme

con la inquieta nostalgia de sus metros cuadrados.

Y campanadas de reloj
que saltan
sin nadie a quien llamar,
también quisieran vivir en los horarios, ser mañana
una versión doméstica del tiempo.

Es mayo en el jardín. Una pareja

se vigila los labios con mirada de nácar,

merodea en las dudas que conducen

hasta el beso primero,
ese que por la noche se medita
y vuelve a repetirse, natural, encendido

como un gesto mecánico.


Luego serán los meses estampas de almanaque,

decorados que corren a la cita.

En agosto provoca la distancia

cartas de buen amor. Pero septiembre,

(...)

es igual que un abrazo detenido,
tiembla confusamente,

(...)


amor, verte desnuda

es comprender el hueco de mis manos,

(...) yo quisiera, cuántas mensualidades,
envejecer contigo en esta casa,

en esta habitación, en este beso.


En la tienda de muebles

hay mil besos vacíos. Ayúdame a escoger,

mira la cama grande y abrazada,

el sofá de las tardes infinitas,

un armario que puede

doblar las estaciones y guardarlas,

de cuánto los recibos,

(...)

amor, es tu desnudo

lo que divide el mapa de las sábanas.

Seguir, envejecer, soñar la vida

en el tanto por ciento de un abrazo.




¡Pasad un buen Sant Jordi!

viernes, 9 de abril de 2010

Crónica licántropa

Cruzo calles sin mirar, camino por instinto, creo que rápido, creo que hacia mi casa. La noche y sus sonidos deberían asustarme pero nada aparta tu cara de mi cabeza. Voz y cara, escudo y bala.

Calma relativa. El viento golpea las persianas haciendo que tome conciencia, que cobre vida (¿vida?) y de nuevo... voz y cara. Llanto. Música amortiguada e intermitencias lumínicas. Resucitar.

Exterior. Viento que se solidariza conmigo, furioso. No oigo sino a tus armas mientras enciendo un cigarro a escondidas. A escondidas en una agonía contínua.

He pasado la tarde viendo films sobre grandes causas que empequeñecen ahora mis razones, ridiculizan todo lo que soy... sufrimiento y una cara-proyectil.
Blanca y esférica poseyendo mi balcón. Cigarro nº5. Lamento no tener una causa plural... Me domina la subjetividad y no me importa el Garrote Vil, ni los Salvadores. Acuso a los héroes de los 70 de mi llanto... ¡Bah! Excusas.

¿Qué más da? Estoy rota. ¿Los artífices? Tu voz y tu cara. A lo lejos, farolas atravesando orografías y aquí abajo, terreno urbanizado. Me dan ganas de aullar para que vengas, de aullar bajito y desde adentro. No hace falta gritar más si eres tú.

Ha vuelto la noche que acentúa tu voz y tu cara, mercenarias. Romper. Romper. Romper. Romper.

Ha vuelto la noche, y con ella esta realidad singular... voz, cara, muerte (¿muerte?)


A Salvador Puig Antich,

31 de marzo de 2010