Mañana es Sant Jordi. Mañana es la celebración que más se parece a mi paraíso: libros por aquí y por allá, infinidad de palabras reposando en las paradas de la Rambla, esperando a ser leídas. El aire, que huele a rosas, se tiñe de literatura.
Esto es Sant Jordi para mí. Por mil años que viva no dejaré de amar este día que suscita tanta emoción y me trae recuerdos de escritos considerados y, posteriormente, premiados... días en los que he sido poseída por la vocación... y quien tiene vocación sabe lo que se siente.
Nadie puede evitar derretirse ante según qué cosas, por ejemplo este poema titulado Tienda de muebles de Luis García Montero. Me dan ganas de firmar mi sentencia de muerte y de que me entierren entre un par de versos.
Esto es Sant Jordi para mí. Por mil años que viva no dejaré de amar este día que suscita tanta emoción y me trae recuerdos de escritos considerados y, posteriormente, premiados... días en los que he sido poseída por la vocación... y quien tiene vocación sabe lo que se siente.
Nadie puede evitar derretirse ante según qué cosas, por ejemplo este poema titulado Tienda de muebles de Luis García Montero. Me dan ganas de firmar mi sentencia de muerte y de que me entierren entre un par de versos.
En la tienda de muebles
hay mil casas vacías.
(...)
los armarios, las camas, todo duerme
con la inquieta nostalgia de sus metros cuadrados.
Y campanadas de reloj
que saltan sin nadie a quien llamar,
también quisieran vivir en los horarios, ser mañana
una versión doméstica del tiempo.
Es mayo en el jardín. Una pareja
se vigila los labios con mirada de nácar,
merodea en las dudas que conducen
hasta el beso primero, ese que por la noche se medita
y vuelve a repetirse, natural, encendido
como un gesto mecánico.
Luego serán los meses estampas de almanaque,
decorados que corren a la cita.
En agosto provoca la distancia
cartas de buen amor. Pero septiembre,
(...)
es igual que un abrazo detenido,
tiembla confusamente,
(...)
amor, verte desnuda
es comprender el hueco de mis manos,
(...) yo quisiera, cuántas mensualidades,
envejecer contigo en esta casa,
en esta habitación, en este beso.
En la tienda de muebles
hay mil besos vacíos. Ayúdame a escoger,
mira la cama grande y abrazada,
el sofá de las tardes infinitas,
un armario que puede
doblar las estaciones y guardarlas,
de cuánto los recibos,
(...)
amor, es tu desnudo
lo que divide el mapa de las sábanas.
Seguir, envejecer, soñar la vida
en el tanto por ciento de un abrazo.
¡Pasad un buen Sant Jordi!